martes, 3 de junio de 2008

La Literatura Uruguaya

Durante sus principios, la Literatura Uruguaya está íntimamente relacionada con la de Argentina, en particular con la de Buenos Aires. Forman parte integral de una verdadera fusión la cual algunos críticos optan por llamarle Literatura Rioplatense. Según las corrientes políticas fluctuaban, los bonaerenses, hoy en día prefieren el gentilicio de porteños, encontraban refugio en Montevideo. Los montevideanos también cruzando el Río de la Plata cada vez que la situación se tornaba desfavorable o estimaban apropiado evolucionar. Lo cierto es que mucha de la Literatura Argentina fue compuesta en el Uruguay y gran parte de la Uruguaya fue publicada en Buenos Aires.

A finales del siglo XIX es cuando definitivamente la Literatura Uruguaya toma un curso muy propio. Tabaré despertó lo que de inmediato se convirtió en un florecimiento cultural. Brotó como un manantial, como si todos los que pudieran empuñar una pluma respondieran a un mismo llamado. Ese fue el momento en que la juventud uruguaya, sumamente refinada y obsesionada con la perfección, demostró la poesía que poseía. En el Modernismo encontraron el vehículo para alzar sus voces. En el proceso creando un pequeño período, diríamos un pestañeazo, en nuestra Literatura Hispana que se podría considerar Clásico. Y una de nuestras más bellas literaturas, que como es de esperar ha ido evolucionando de acuerdo a las modas, se forjó y un siglo después aun perdura vigorosa.Ya en nuestras próximas revisiones iremos entrando en los detalles, pero existe una peculiaridad en la Literatura Uruguaya que debemos mencionar. A pesar que el mundo hispano ha sido dotado de varias brillantísimas escritoras, un país se puede sentir muy orgulloso cuando posee una literatura femenina. El Uruguay es uno de esos países.
Hacemos referencia a la desproporción de escritores uruguayos con reconocimiento internacional a la población total del país. Una de las naciones con menor población en las Américas ha proporcionado escritores notables a la par de otras naciones con considerables mayor potencial

Literatura Argentina de 1810 a 1879

De 1810 a 1879 Dentro del panorama de las literaturas de Hispanoamérica, el origen de la argentina carece de los rasgos amerindios que distinguen, por ejemplo, a las de México y el Perú. Los primeros registros son crónicas de viajeros extranjeros: Ulrico Schmidel, Martín del Barco Centenera y Ruy Díaz de Guzmán. Luis de Tejeda, discípulo de Góngora y San Juan de la Cruz, es el primer poeta argentino. Las letras de la época colonial o virreinal -seudoclásica, barroca y épica- crecen al amparo del fervor independentista: Vicente López y Planes, Pantaleón Rivarola y Esteban de Luca. Aparecen los esbozos de la gauchesca: Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi y Estanislao del Campo, un género nativo que alcanzará su máxima expresión con la obra El gaucho Martín Fierro, de José Hernández, representativo del sentimiento y el carácter nacionales. La ruptura con la tradición española, en favor del romanticismo francés que postula el retorno a las fuentes populares y al pasado medieval, permite que Esteban Echeverría, su primordial epígono, sea el creador del primer cuento local y realista: El matadero, y del poema La cautiva, donde el escenario de la pampa es primordial. Germina una literatura de madurez intelectual y política. A mediados del siglo XIX José Mármol publica la primera novela argentina Amalia. Mientras la poesía decrece su espíritu combativo y se vuelve hacia lo anecdótico y sentimental: Carlos Guido y Spano y Ricardo Gutiérrez, las crónicas costumbristas: Vicente Fidel López, Lucio V. Mansilla y Juana Manuela Gorriti y las históricas: Bartolomé Mitre y Domingo F. Sarmiento, testimonian el sentimiento de la organización nacional.

Poemas: a avaricia

Castiga el Cielo a Tántalo inhumano,que en impía mesa su rigor provoca,medir queriendo en competencia locasaber divino con engaño humano.Agua en las aguas busca, y con la manoel árbol fugitivo casi toca;huye el copioso Erídano a su boca,y en vez de fruta toca el aire vano.Tú, que espantado de su pena admirasque el cercano manjar en largo ayunoal gusto falte y a la vista sobre,¿cómo de muchos Tántalos no mirasejemplo igual? Y si codicias uno,mira el avaro, en sus riquezas, pobre.
Apolo a Dafne
«Victorioso laurel, Dafnes esquiva,en cuyas verdes hojas la memoriade tu rigor y de mi triste historiaquiere el amor que eternamente viva.La antigua palma y abundante olivaa ti de hoy más inclinarán su gloria;tú ceñirás en premio de vitoriadel fuerte vencedor la frente altiva.»Dijo el burlado Cintio, y a la duracorteza asido, la contempla, y luegorepite: «¡Dafne fiera! ¡Mármol frío!Del rayo ardiente vivirás segura;que no es bien que consienta ajeno fuegoquien pudo resistir al fuego mío».

Premio Nobel de Literatura

El Premio Nobel de Literatura es uno de los 5 premios específicamente señalados en el testamento del millonario sueco Alfred Nobel. Según sus palabras, el premio debe entregarse cada año "a quien haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección ideal". La institución encargada de seleccionar al ganador es la Academia Sueca (en sueco, Svenska Akademien).
Diez de los 100 autores galardonados con el premio en el
siglo XX fueron de habla hispana: los españoles José Echegaray y Eizaguirre (1904), Jacinto Benavente (1922), Juan Ramón Jiménez (1956), Vicente Aleixandre (1977), y Camilo José Cela (1989); los chilenos Gabriela Mistral (1945) y Pablo Neruda (1971); el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1967); el colombiano Gabriel García Márquez (1982) y el mexicano Octavio Paz (1990).
Es un premio muy polémico debido a que se ha ignorado a autores mundialmente reconocidos. Grandes autores clásicos del
siglo XX no han recibido el premio, como Marcel Proust, León Tolstoi, Henrik Ibsen, Jorge Luis Borges, o James Joyce por mencionar sólo algunos.
Dos de los ganadores rechazaron recibir el premio:
Borís Leonídovich Pasternak en 1958 (bajo una intensa presión del gobierno soviético) y Jean-Paul Sartre en 1964 (alegando que su aceptación implicaría perder su identidad de filósofo).

Siglo XVII: El barroco

El siglo XVII es el más importante de la literatura española.
Durante este siglo se desarrolló el barroco, un fenómeno cultural que invadió el campo de las artes . Ya a finales del siglo XVI comienza a observarse un cambio en las formas sencillas del Renacimiento.
Este nuevo movimiento se caracteriza por seguir las siguientes tendencias : estoicismo, esteticismo, moralicación, y sátira .
Unos escritores tienen un sentido pesimista, y sus obras tratan sobre la vanidad y lo transitorio de las glorias humanas .Otros como Góngora ,dan mucha importancia a las formas artísticas; y también se cultiva la crítica (Quevedo), proponiendo modelos de conducta.

Los los escritores barrocos, que recargan el estilo para conseguir mayor belleza o significación, siguen dos movimientos diferentes: culteranismo y conceptismo.
Los escritores culteranos dan importancia preferentemente a la forma,utilizan con profusión metáforas y cultismos,abusan del hipérbaton y utilizan sólo el verso .
Los conceptistas ponen más énfasis en el fondo, en el significado de las palabras, estas pueden significar varias cosas a la vez. Se utilizó en el verso y en la prosa.
Los máximos representantes de éstos movimientos culturales son: Don Luis de Góngora y Argote, y Francisco de Quevedo

La Literatura

Literatura proviene del latín "litterae", y es posiblemente un calco griego de "grammatikee". En latín, literatura significa una instrucción o un conjunto de saberes o habilidades de escribir y leer bien, y se relaciona con el arte de la gramática, la retórica y poética. Por extensión, se refiere a cualquier obra o texto escrito, aunque más específicamente al arte u oficio de escribir de carácter artístico y/o las teorías estudios de dichos textos. También se usa como referencia a un cuerpo o conjunto acotado de textos como, por ejemplo, la literatura médica o también conocida literatura española del siglo de oro, etc.

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